Altea activa un diagnóstico sobre la soledad no deseada en personas mayores para mejorar su bienestar

La soledad no deseada es una realidad creciente entre la población mayor y una de las prioridades en la gestión del área de Bienestar Social en Altea. Así lo ha manifestado la concejala delegada, Anna Lanuza, al presentar el estudio diagnóstico impulsado por el Observatorio de Mayores, un organismo local que trabaja para analizar y dar respuesta a las necesidades específicas de este colectivo.

Según ha explicado Lanuza, el estudio permitirá abordar con mayor precisión los problemas vinculados al aislamiento social que sufren muchas personas mayores, una situación que se agrava especialmente entre las mujeres, donde la prevalencia de soledad no deseada alcanza el 21,8%, frente al 18% en hombres. “En muchas ocasiones la soledad no es solo consecuencia de vivir sin compañía, sino del déficit de relaciones sociales o de actividades significativas”, ha subrayado la edil.

Lanuza también ha advertido del riesgo que corre la población extranjera mayor que reside en Altea, donde la falta de entorno familiar cercano acentúa el aislamiento. “Hay personas que, aun viviendo en pareja o teniendo familia, se sienten solas por la ausencia de contacto social, ocio o cercanía emocional”, ha puntualizado.

Por su parte, Amaya Madaleno, trabajadora social y responsable del Observatorio, ha señalado que “la población mayor de 65 años sigue creciendo en Altea, y con ella aumentan los retos en materia de bienestar y salud emocional”. Madaleno ha recalcado que el diagnóstico servirá como base para consolidar propuestas ya activas, como la Oficina del Mayor, así como para desarrollar nuevas líneas de actuación, orientadas a prevenir el aislamiento y fomentar el acompañamiento social.

Entre las iniciativas en marcha, destacan los talleres de memoria, programas de mantenimiento físico, paseos saludables, actividades intergeneracionales o encuentros sociales, como las tardes de baile o jornadas culturales. Estas acciones buscan crear espacios de relación e integración, fundamentales para combatir la soledad desde un enfoque comunitario.

“La clave está en la detección precoz”, ha remarcado Lanuza, “evitando que la soledad desemboque en cuadros de ansiedad, depresión, problemas físicos o de salud mental”. Por ello, ha insistido en la necesidad de implicar a toda la ciudadanía en esta tarea, promoviendo la empatía, la vigilancia comunitaria y la sensibilización social.

El Observatorio de Mayores, como ha recordado la responsable, se consolida así como una herramienta estratégica para avanzar hacia un modelo de atención más proactivo, inclusivo y humano, capaz de responder con eficacia a los desafíos del envejecimiento en Altea.