Noticias de la Marina Baixa
El nuevo perfil del comprador extranjero elige la Marina Baixa para instalarse de forma permanente
La Costa Blanca deja de ser un destino estacional para convertirse en hogar habitual de ciudadanos del centro y norte de Europa que valoran el clima, la conectividad y la calidad de vida
El mercado residencial de la Marina Baixa vive una transformación sostenida con el auge de compradores internacionales que buscan más que una segunda residencia. Nacionalidades como la holandesa, polaca, belga y española protagonizan esta tendencia, consolidando a Benidorm y su entorno como enclaves deseados para vivir todo el año.
El perfil del comprador extranjero en la Marina Baixa ha cambiado. Si antes la mayoría adquiría vivienda con fines vacacionales, ahora el objetivo es establecer una residencia habitual, conectada, sostenible y con acceso a servicios de calidad durante todo el año. Así lo reflejan los datos de la promotora Taylor Wimpey España, con más de seis décadas de experiencia en el litoral mediterráneo, que sitúan a Benidorm y su entorno como polos de atracción residencial cada vez más consolidados.
El 50% de los nuevos compradores responde a un perfil muy definido: personas de entre 45 y 59 años, casados, con nacionalidades predominantemente holandesa, polaca, belga o española. Este grupo busca una vida estable al sol, con acceso a sanidad, seguridad, movilidad eficiente y un entorno urbano accesible.
“La Costa Blanca ha dejado de ser un lugar de paso para convertirse en un lugar de vida. Quien compra hoy aquí, viene para quedarse”, señala Marc Pritchard, director de Ventas y Marketing de Taylor Wimpey España. Según explica, esta nueva demanda no se basa únicamente en el clima, sino en la calidad urbana, los servicios disponibles y la conectividad internacional.
Zonas como Balcón de Finestrat, l’Alfàs del Pi, Altea o La Nucía reúnen los ingredientes que hacen atractivo al territorio: cercanía al mar, entorno natural, centros comerciales, oferta cultural y sanitaria, así como conexión con el aeropuerto de Alicante-Elche o la estación de AVE en Villena.
![[Img #34771]](https://marinabaixadigital.es/upload/images/07_2025/6847_viviendas-breeze-balcon-finestrat-2.jpg)
Entre los factores más valorados destacan la eficiencia energética de las viviendas, el acceso a terrazas amplias, zonas verdes comunes, buena orientación lumínica y una distribución funcional del espacio interior. La apuesta por la sostenibilidad es otro elemento clave. “Ya no es solo cuestión de ahorro, sino de compromiso con una forma de vivir más consciente”, afirma Pritchard.
Este fenómeno coincide con un modelo de crecimiento urbanístico ordenado en municipios de la Marina Baixa, donde conviven el desarrollo residencial y la protección del patrimonio natural. En paralelo, crece el número de residentes empadronados de origen europeo, especialmente en los meses de otoño e invierno, lo que está generando un impacto positivo en la economía local y en sectores como la hostelería, el comercio o la atención sociosanitaria.
“El comprador internacional busca calidad de vida, bienestar, tranquilidad y servicios cerca. Ya no viene solo a veranear; quiere instalarse, participar de la vida local, integrarse”, añaden desde el sector inmobiliario. Esta demanda plantea también retos urbanísticos y sociales que los ayuntamientos de la comarca ya están empezando a abordar, con planes que apuestan por una ciudad más habitable y resiliente.
Todo ello consolida a la Marina Baixa como uno de los principales focos del nuevo modelo residencial europeo, donde el turismo da paso a un modelo de arraigo basado en la estabilidad, la conectividad y el bienestar.

El perfil del comprador extranjero en la Marina Baixa ha cambiado. Si antes la mayoría adquiría vivienda con fines vacacionales, ahora el objetivo es establecer una residencia habitual, conectada, sostenible y con acceso a servicios de calidad durante todo el año. Así lo reflejan los datos de la promotora Taylor Wimpey España, con más de seis décadas de experiencia en el litoral mediterráneo, que sitúan a Benidorm y su entorno como polos de atracción residencial cada vez más consolidados.
El 50% de los nuevos compradores responde a un perfil muy definido: personas de entre 45 y 59 años, casados, con nacionalidades predominantemente holandesa, polaca, belga o española. Este grupo busca una vida estable al sol, con acceso a sanidad, seguridad, movilidad eficiente y un entorno urbano accesible.
“La Costa Blanca ha dejado de ser un lugar de paso para convertirse en un lugar de vida. Quien compra hoy aquí, viene para quedarse”, señala Marc Pritchard, director de Ventas y Marketing de Taylor Wimpey España. Según explica, esta nueva demanda no se basa únicamente en el clima, sino en la calidad urbana, los servicios disponibles y la conectividad internacional.
Zonas como Balcón de Finestrat, l’Alfàs del Pi, Altea o La Nucía reúnen los ingredientes que hacen atractivo al territorio: cercanía al mar, entorno natural, centros comerciales, oferta cultural y sanitaria, así como conexión con el aeropuerto de Alicante-Elche o la estación de AVE en Villena.
Entre los factores más valorados destacan la eficiencia energética de las viviendas, el acceso a terrazas amplias, zonas verdes comunes, buena orientación lumínica y una distribución funcional del espacio interior. La apuesta por la sostenibilidad es otro elemento clave. “Ya no es solo cuestión de ahorro, sino de compromiso con una forma de vivir más consciente”, afirma Pritchard.
Este fenómeno coincide con un modelo de crecimiento urbanístico ordenado en municipios de la Marina Baixa, donde conviven el desarrollo residencial y la protección del patrimonio natural. En paralelo, crece el número de residentes empadronados de origen europeo, especialmente en los meses de otoño e invierno, lo que está generando un impacto positivo en la economía local y en sectores como la hostelería, el comercio o la atención sociosanitaria.
“El comprador internacional busca calidad de vida, bienestar, tranquilidad y servicios cerca. Ya no viene solo a veranear; quiere instalarse, participar de la vida local, integrarse”, añaden desde el sector inmobiliario. Esta demanda plantea también retos urbanísticos y sociales que los ayuntamientos de la comarca ya están empezando a abordar, con planes que apuestan por una ciudad más habitable y resiliente.
Todo ello consolida a la Marina Baixa como uno de los principales focos del nuevo modelo residencial europeo, donde el turismo da paso a un modelo de arraigo basado en la estabilidad, la conectividad y el bienestar.
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